Las mujeres nos jubilamos antes que los varones. ¿Está bien que sea así?
Por Alejandra Conti
No importa qué tan alto haya llegado una mujer en su carrera profesional, así se trate de la CEO de una gran empresa o la jefa de un equipo de investigación científica, será a ella y no a su marido a quien llamarán cuando un hijo se lastime en el recreo o la abuela se descompense en el geriátrico.
Las mujeres, en una enorme mayoría, tenemos a cargo las tareas de cuidado. Cuando no son los hijos, la pareja y la casa, son nuestros padres o hermanos, o algún tío o tía soltera.
A pesar de todos los progresos, todavía es así, por eso se nos compensa con una edad jubilatoria más temprana. Últimamente se agregó el reconocimiento de un año de aportes por hijo.
Los varones reclaman igualdad en las edades jubilatorias con el argumento válido de que su expectativa de vida es inferior a la nuestra.
La discusión se renueva cada vez que se anuncia la evidente necesidad de cambios en el sistema jubilatorio. La pirámide demográfica se está invirtiendo; cada vez hay menos jóvenes para sostener a personas mayores que viven más tiempo y el 45% de la población activa en Argentina trabaja en la informalidad y no podrá jubilarse. La caja de los aportes de los trabajadores formales es un barril sin fondo al que los gobiernos echan mano para tapar agujeros o ejercitar la demagogia. A la cuenta la pagamos todos, con jubilaciones paupérrimas y perspectivas oscuras para los más jóvenes.
¿Cómo resolvieron estos problemas en otros países? ¿Los resolvieron?
En Europa y Estados Unidos en general no hay edades diferenciadas por género para la jubilación.
No siempre fue así. El derecho laboral europeo diferenció las edades jubilatorias para enfrentar la explotación de las mujeres durante la Revolución Industrial, por un lado. Por otro, como entre los miembros de una pareja el varón solía ser mayor, de esta forma se facilitaba que pasaran juntos sus últimos años de vida. Hoy, los sistemas previsionales de los países europeos se han complejizado para tener en cuenta esas y otras cuestiones, tanto para mujeres como para varones, sin diferenciar las edades de retiro.
El castigo a la maternidad
A pesar del progreso, hay aspectos culturales que no cambian. En Alemania, aún hoy el 66% de parejas que tienen un hijo acuerdan que la mujer deje de trabajar full time para cuidarlo. Esta tendencia se mantiene en las generaciones más jóvenes. La mujer deja de trabajar o lo hace part time y a la larga eso se refleja en su dificultad para obtener una buena jubilación a la misma edad que los varones. (1)
¿Y qué se hizo en Alemania para contrarrestar este fenómeno conocido como “motherhood penalty”, el castigo a la maternidad?
A las mujeres alemanas que se han dedicado al cuidado de los hijos se les otorga un crédito de hasta 3 años por cada período de crianza. Esa es la cara saludable de un sistema en crisis por la situación demográfica. Para tener derecho a una jubilación se requiere un mínimo de afiliación al sistema del seguro de pensiones de 5 años. La pensión por maternidad puede ayudar a alcanzar ese mínimo.
Ese país tiene un régimen de reparto, con aportes obligatorios para todos los trabajadores y empleadores, pero también se puede aportar a seguros de retiro privados.
“El sistema es complejo, depende de cada persona, de sus años de trabajo, nivel de salarios recibidos y de las ayudas que establece cada estado o Land”, nos explica H.V., una argentina vinculada al mundo de la cultura y jubilada en Alemania.
Tampoco es el sistema ideal, según los alemanes, ya que la jubilación mínima, de unos 800 euros, no alcanza para vivir. “Hay una pobreza visible entre la gente que no ha ahorrado, o ha tenido un trabajo mal remunerado, a pesar de los subsidios y ayudas”, nos dice nuestra suscriptora.
Una solución a la inglesa
El techo de cristal, la paga diferenciada a varones y mujeres y la aún escasa presencia de mujeres en posiciones dirigenciales en espacios públicos y privados siguen siendo problemas a solucionar en Europa. Los ingleses han encontrado soluciones a algunos de ellos. Un ejemplo:
“Trabajé muchos años para el gobierno, en una función pública relacionada con los servicios sociales. Cuando me jubilé me llegó un mail en el que me decían que habían detectado que no me habían pagado el mismo salario que a los varones de mi misma categoría. A los pocos días recibí el dinero de la diferencia que correspondía por los años que había cobrado menos”.
Grace Venters, una argentina que vive y se jubiló en Gran Bretaña nos cuenta esa anécdota. “Todos nos jubilamos a los 66 años en Inglaterra, pero el año que viene va a ser a los 67. Mucha gente aporta a fondos privados además de la jubilación estatal; si no, no alcanza, a pesar de las muchas ayudas y subsidios. En el caso de las tareas de cuidado, si dejaste de trabajar para cuidar a un hijo discapacitado, por ejemplo, podés pedir una especie de asignación por hijo, y esos años hasta que retomás la actividad laboral cuentan para la jubilación. Se llama Home Responsibilities Protection”. El sistema será perfectible, los ingleses se quejan; pero no se ve tan mal desde acá.
No es el caso de lo que nos cuentan desde Estados Unidos.
“El beneficio de Seguro Social por jubilación es un cheque mensual que reemplaza parte de sus ingresos cuando reduce sus horas o deja de trabajar por completo. Es posible que no reemplace todos sus ingresos, por lo que es mejor identificar otras formas de pagar sus gastos mensuales a medida que envejece”. En otras palabras, la jubilación no le va a alcanzar para vivir, advierte el sitio web del Seguro Social estadounidense.
Liliana D. es una argentina que hace 40 años vive en Estados Unidos. Su marido ya tiene 70 años y está tramitando la jubilación. Ella, como cónyuge, tendrá una media jubilación. Para eso aportaron 35 años en conjunto cuando pagaban los impuestos a las ganancias. Una curiosidad: los excónyuges también tienen derecho a una proporción de la media jubilación si pagaron juntos el impuesto a las ganancias y eso no afecta a la media jubilación del actual marido o esposa. ¿Raro? Responde Liliana: “El sistema tiene varios aspectos increíbles. Por ejemplo, los inmigrantes ilegales, aún los más pobres, también aportan al sistema, aunque después los deporten y nunca puedan cobrar nada”.
¿Tiene que haber una edad obligatoria?
En América Latina, 10 países mantienen edades de jubilación diferenciadas para hombres y mujeres. El principal argumento en todos los casos es el reconocimiento de las tareas de cuidado. Sin embargo, la cantidad de personas atrapadas en el empleo informal, la falta de escrúpulos de ciertos empleadores y el desconocimiento se conjugan para que esa medida aisladamente no alcance para compensar las inequidades. (2)
Quienes cuestionan que las mujeres se jubilen antes consideran que, el reconocimiento llega décadas más tarde de las tareas realizadas y ha perdido sentido. Tal vez esa mujer que ya no tiene niños que cuidar no ansía jubilarse a los 60 sino seguir trabajando y cobrando un salario que le va a garantizar mejor nivel de vida que una jubilación, sobre todo si debe cuidar a algún familiar mayor. Y aunque no tengan esas preocupaciones, la longevidad activa viene acompañada de plenas capacidades físicas e intelectuales. El trabajo puede ser una elección además de una necesidad.
Hoy se considera que la edad jubilatoria no tiene por qué ser única u obligatoria. Ya lo indicó en 1980 la Organización Internacional del Trabajo. Otros organismos internacionales recomiendan la unificación de edades de jubilación para varones y mujeres. Esa es la tendencia en el mundo en un marco de mayor longevidad y menor población activa.
Para analizar lo que pasa en Argentina recurrimos al Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), que presentó en diciembre pasado un estudio titulado “En búsqueda de equidad y sostenibilidad: una propuesta para reordenar el sistema previsional argentino”, cuyos autores son Rafael Rofman y Manuel Mera.
Está claro que el problema jubilatorio de la Argentina no es solo de las mujeres. Si bien la cobertura alcanza al 95% de los mayores de 65 años, la exigencia de los 30 años de aportes para acceder a una jubilación completa deja a gran parte de los trabajadores afuera. Hoy, la gente no puede dejar de trabajar con una jubilación proporcional a los 20, 25 o 29 años de aportes que realizó. Son 30 años, sin alternativas. Y con esto nos referimos solamente a quienes trabajan en blanco; como dijimos, alrededor del 45% de la población activa lo hace en negro.
Hacia el modelo “multipilar”
Cippec propone una reforma al sistema previsional argentino que logre un esquema más eficiente, de forma tal que con los mismos recursos se proteja mejor a la población más vulnerable. El modelo propuesto se denomina “multipilar” porque combina un pilar contributivo, basado en aportes; un pilar no contributivo que garantiza una pensión mínima para quienes no contribuyeron lo suficiente a lo largo de su vida laboral, y un pilar de ahorro voluntario individual. Se puede ver el documento completo aquí. (3)
Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de Cippec, aporta que “el consenso técnico sobre la necesidad de reformar el sistema es absoluto. También hay bastante coincidencia sobre lo que hay que hacer. Esto no necesariamente se traduce rápido en un consenso político, pero es un trabajo en desarrollo”.
Respecto de la situación de las mujeres, considera que fue un progreso asignar un año de aportes por cada hijo y propone, en lugar de una batalla, un cambio cultural: “Necesitamos que las tareas de cuidado y las tareas domésticas no sean una responsabilidad solo de las familias. En Argentina tenemos una familiarización de las tareas de cuidado casi absoluta por falta de servicios públicos. Si avanzáramos en la provisión de servicios públicos compartiendo un poquito más la carga, permitiría cierta economía de escala y mejoraría la situación de las mujeres. Al mismo tiempo hay que trabajar en políticas que tiendan a la corresponsabilidad de estas tareas. ¿Por qué ante la llegada de un hijo en Argentina la mujer tiene 90 días de licencia y el varón solo dos días consecutivos? Se le da una responsabilidad muy superior a las mujeres que a los varones, cuando en realidad para ellos hay muchas más oportunidades en el mercado de trabajo con la llegada del primer hijo. Exactamente lo opuesto ocurre para las mujeres”.
Manuel Mera, uno de los autores de la propuesta de Cippec, explica cómo se va a reconocer a las mujeres el trabajo no remunerado de cuidados familiares.
“Es una realidad del mercado laboral que termina sobrecargando de tareas no remuneradas a las mujeres. En lugar de la diferencia de edad jubilatoria nos parece más equitativa la compensación de años de aporte por cada hijo por mujer. Por otra parte, lo que está sucediendo en el mercado en este momento es que del total de las mujeres que alcanzan los 60 años con 30 años de aporte, solo el 20% elige retirarse a esa edad. El resto espera hasta los 64 o 65 años. O sea que de hecho hay un retraso voluntario en la edad jubilatoria de las mujeres. Lo que pasa es que el actual sistema previsional corresponde a otras épocas. Esos cambios, así como también las costumbres sociales, tienen que ser tenidos en cuenta”.
-En varios países funcionan modelos semejantes, ¿se basaron en alguno en particular para la propuesta de Cippec?
-No nos basamos en ningún país en particular sino en una tendencia internacional. Los países que hicieron cambios relevantes lo hicieron con el esquema de tres pilares que proponemos, por lo que podemos decir que es una base más o menos universal. Sin embargo, hay que tener en cuenta la historia y los antecedentes de cada país. Lo que proponemos va en diálogo con lo que existe en Argentina, en concordancia con su historia y con las posibilidades de su economía política. Sobre esa base, adaptamos los lineamientos de buenas prácticas para alcanzar un sistema más justo y equitativo.
Hablar de jubilación para las mujeres en la Argentina de los últimos años era sinónimo de “moratoria”. Le preguntamos a Jorge Colina, presidente y economista principal de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), qué pasará ahora con la gente que no tiene aportes.
“La moratoria estaba jubilando sin aportes a personas de 60 años. El dinero salía del mismo fondo al que aportan los trabajadores activos en blanco, más los de algunos impuestos. Quienes no tengan aportes de ahora en más se van a retirar con la Pensión Universal para el Adulto Mayor, que se financia con rentas generales, como corresponde, no con los aportes de los activos. Es como si fuese la Asignación Universal por Hijo, pero para los adultos mayores. El problema es que la PUAM aplica tanto para quien no tiene ningún aporte, como a quien tiene pero no alcanza a los 30 años. Por ejemplo, alguien con 20, 25 años de aportes. Eso es muy inequitativo y es un cambio que hay que hacer. Ojalá el gobierno lo vea”.
Compartimos el anhelo. Ojalá todos alcancemos a ver un sistema jubilatorio más equitativo y sostenible.
¿Y qué opinan nuestras suscriptoras?
Silvia Naishtat
Considero que no es correcto que nos jubilemos antes que los hombres. Si estamos en una lucha por la igualdad, la ley debe ser pareja para todos. Por supuesto que hay ocupaciones que merecen una jubilación más temprana. Pienso en los petroleros que están al lado de los pozos en el sur; las empleadas domésticas, que trabajan con su físico; los mineros. Muchos de esos trabajos tienen regímenes especiales. Por otra parte, estoy de acuerdo con elevar la edad jubilatoria; vivimos más y me parece una medida justa para sostener el sistema. En cuanto a las tareas de cuidado, deberían computarse para la jubilación, pero también habría que incorporar a los hombres en ese trabajo invisible.
Alejandra Gallo
Me parece muy bien que se reconozca que las tareas de cuidado tienen un significado económico troncal en la vida, no solo de las mujeres. Deberían ser compartidas, tanto el cuidado de los niños como de los adultos mayores. Me parece bien que se reconozca en el ámbito jubilatorio. De todos modos, abogo por la igualdad. Me parecería bien la igualdad en la edad jubilatoria, en la paga y la toma de decisiones. Todo esto no lo resuelve una reforma previsional, pero es necesario que haya una reforma. Hubo un vaciamiento de las cajas de la mano de la corrupción política con otros sectores, algo completamente repudiable. Esto ha desfinanciado al sistema jubilatorio, pero lo peor es que ha desamparado a los trabajadores, que tendrán peores condiciones cuando se retiren.
1) https://www.eiopa.europa.eu/system/files/2024-06/EIOPA%20Financial%20Stability%20Report%20June%202024_0.pdf Página 78.
2) Cuadernos del Observatorio de la Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. “De beneficiarias a ciudadanas. Acceso y tratamiento de las mujeres en los sistemas de pensiones de América Latina. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/13/6358/1a.pdf
3) Cippec propone un modelo multipilar “que asegure ingresos básicos para toda la población adulta mayor y a la vez asegure una prestación proporcional a los aportes realizados a lo largo de la vida; que reduzca significativamente los regímenes de excepción; que modernice las reglas de acceso a beneficios de pensión por fallecimiento e invalidez; que asegure un esquema de movilidad enfocado en dar previsibilidad y sostener el poder adquisitivo de los haberes y que permita una evolución gradual de la edad de retiro efectiva del sistema, asociada a los cambios en las condiciones de salud de la población y las demandas del mercado de trabajo”.
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La cuestión de fondo de un nuevo sistema jubilatorio justo y equitativo, pasa por cuestiones técnicas financieras y en algunos casos de como apoyar con asistencia social a grupos vulnerables. Con 45 % de trabajadores en la informalidad, sumado a los desmanejos históricos, creo lo primero es una Reforma Laboral que ingrese aportes al sistema. El tema de género por la edad de mujeres y varones, si se plantea como una competencia, conducirá a errores. Hay que definir los años de aportes, cuanto, y cómo, independiente del género. Mi visión sobre la edad de la mujer es diferente a la que se menciona en la nota. Mi enfoque es científico-médico. No se trata de "cuidados", o "cuidadora", la maternidad de la mujer tiene un rol biológico, la licencia se debe a la necesidad de su recuperación psicofísica, el embarazo y el parto, es un complejo proceso psicofisiológico que implica un desgaste energético y no sin riesgos para la salud y a veces hasta para su vida, o no conocen ningún caso de muerte al alumbramiento en la actualidad, yo si. O sea no se puede comparar con una licencia al varón. Un simplismo podría decir si pero viven más que los hombres, es cierto, eso es por la progesterona que las protege por ser biológicamente las más responsables de la supervivencia de la especie. No es lo mismo ser mujer que ser varón. Somos iguales ante la ley, pero hay perspectivas de género a considerar en ciertos casos. Actualmente hay un cambio cultural en los jóvenes, los varones colaboran y se integran en los trabajos del hogar y en la asistencia de los hijos. pero la mujer tiene un rol ineludible que se tiene que compatibilizar con el ejercicio laboral. Por eso que creo que si se cumple con los años de aportes de acuerdo a la ley, si se facilita su descanso antes que a un varón, no lo veo equivocado, y podrá trabajar más años si es su voluntad, este factor no incide demasiado en la definición del sistema jubilatorio.