Ahora que Mafalda regresa en inglés con la fama que la antecede en castellano, desempolvé también una anécdota que me incluye: el día que Quino destruyó lo que había comenzado como un juego periodístico inocente.
Como descreo de las estadísticas que reducen los comportamientos humanos a una cifra, me inventé el juego de imaginar adulta a la niña que con sus preguntas increpaba el absurdo mundo de su tiempo. Era una forma de auscultar lo que escondía aquella Argentina a la que miraba como cronista, pero no podía eludir mi propia experiencia de haber regresado del exilio. Aproveché el cumpleaños 25 de Mafalda para preguntar cómo se la imaginaban al llegar a esa edad. Corria 1988, apenas cinco años de la democratización, sólo tres del Juicio a las Juntas que reconstruyó el rompecabezas macabro del terrorismo de Estado a espaldas de una sociedad que no se habia despojado del miedo. El sentimiento que intuía en muchas de las personas a las que entrevistaba como corresponsal. Las respuestas fueron tan variadas como las personas a las que indagué, desde los que la imaginaban feminista o de la Ucedé, el partido de la derecha fundado en 1982 por Álvaro Alsogaray a los que la veian como una viuda de la modernidad, vestida de negro y con anteojitos de aro. Podía imaginarme a Susanita con 25 años, casada y ya separada; Felipe, un intelectual descreído; Manolito con su propio supermercado; el rebelde Miguel en el Partido Comunista. Libertad y Guille llegaron más tarde. Podía jugar a verlos adultos a todos. Menos a Mafalda.
Dejé para el final a Quino, el mendocino Joaquin Lavado. Me recibió en su departamento, en la habitación blanca que oficiaba como su estudio con una repisa poblada de los muñequitos de su famosa tira. Encontré a un ser amable en su discreción que apenas sonreía. La mirada inocente y a la vez profunda de su propia perplejidad ante los absurdos del mundo que proyectó en esa niña, su mejor creación de un hombre sin hijos. Pregunté:
- Quino, Mafalda cumpliría ahora 25 años, ¿cómo sería?
“Mafalda no habría llegado a los 25 años, estaría entre los desaparecidos”, me respondió, sin inmutarse, ni dudar.
Mi juego se hizo añicos, lo que había comenzado como una travesura sociológica para escudriñar lo que había dejado en la sociedad argentina el tiempo del terror. Entonces, concluí en mi reportaje. “El dibujante recuerda que en Italia vivió una princesa llamada Mafalda que murió en Auschwitz. Y en este punto, la imaginación deja de ser un juego inocente y nostálgico. El mismo Quino, para que no queden dudas, espeta: ‘Mafalda nunca habría llegado a ser adulta. Ella estaría entre los 30 mil desaparecidos’”.
¿Por qué retrotraerse a una anécdota de tantos años atrás, ahora que menos podríamos imaginarla a sus 60 años?
Sucede que Mafalda regresó al inglés y debutará en los Estados Unidos con una colección completa de cinco tomos.
Además, Netflix prepara una mega producción de Juan José Campanella para convertir la exitosa tira cómica en una serie. Mafalda que había sido traducida a todos los idiomas, incluido el chino, el hebreo y el guaraní, debió esperar todos estos años para tener lectores angloparlantes. “Una niña de seis años que ama la democracia y detesta la sopa”, tal cual la presentan al anunciar el primero de los cinco volúmenes de la editorial Elsewhere Editions, que, “busca acercar el humor, la crítica social y la mirada aguda de Mafalda a un público que hasta ahora había permanecido ajeno a su cosmovisión”. En Argentina, los sobrinos herederos de Quino le sacaron a la Editorial de La Flor, legendaria editorial que tenía los derechos sobre los libros de Mafalda, para cederlos a la multinacional Random House.
El prestigioso como poderoso New York Times le dedicó una extensa nota por el lanzamiento de la creación de Quino en inglés: “Mafalda, la heroína del cómic argentino con opiniones muy firmes llega a Estados Unidos”, en la que explica a sus lectores que las preguntas de Mafalda, “divertidas y a menudo inquietantes, son inagotables y empujan a los lectores adultos a contemplar la igualmente inagotable, aterradora y vital tarea de responder”. La pregunta más perturbadora: “¿Puedes explicar por qué la humanidad es un desastre?” Una “Charlie Brown con socialismo” la definió el dibujante argentino Liniers para la nota del diario neoyorkino.
En inglés o español, para nosotros, Mafalda se confunde con su entrañable creador, Quino, quien, se rumorea, nunca quiso traducir la tira al inglés por su postura crítica a la intervención de Estados Unidos en Vietnam. Difícil de verificar. No deja de ser paradojico que ahora que Mafalda cumpliría 60 años, será la niña que en los Estados Unidos de Trump podrán traducir al inglés una de sus viñetas, “¿En qué sector democrático caen los gatos?” para luego desplegar una alfombra roja hecha de papel higiénico y pronunciar su propio discurso presidencial.
Una lección de periodismo
La Verificación
La extensa nota del New York Times, menciona igualmente la respuesta de Quino sobre Mafalda como una desaparecida más, lo que me llevó a incluir esta historia como ejemplo de verificación, lo que diferencia a un periodista de un bloguero, un influencer o un twittero.
En 2020, Ana Prieto de AFP Factual de Argentina explicó que al menos desde 2005 recibieron miles de consultas para chequear si efectivamente la frase adjudicada a Quino era verdadera. Luego de una cuidadosa investigación la periodista publicó la siguiente nota:
“Tras el fallecimiento del humorista gráfico argentino, Joaquin Salvador Lavado, Quino, el pasado 30 de septiembre, circuló miles de veces en las redes sociales la afirmación de que en alguna ocasión había dicho que si Mafalda, su personaje más famoso, hubiese crecido, habría estado entre los desaparecidos de la última dictadura militar en Argentina. En efecto , Quino se lo dijo a la periodista Norma Morandini en Buenos Aires en 1988”.
En tiempos de tanta confusión entre lo que es una información verdadera y una mentira, importa el trabajo que se tomaron los periodistas de AFP Factual para ir detrás de la cita:
En 2020, confinada en Madrid por causa del Covid, recibí un llamado de la agencia AFP Factual para confirmar si efectivamente el artículo existió. Como yo no podía facilitar un ejemplar de la revista en la que el artículo se publicó, el equipo de verificación hizo la consulta correspondiente en la Biblioteca Nacional en Madrid que preserva el archivo de la revista y permitió revisar el contenido solicitado.
“El artículo fue publicado en el Nro 862 de Cambio 16, el 6 de junio de 1988. Se titula “Los 25 años de Mafalda” y ocupa las páginas 103 y 104”. A continuación transcribe el último párrafo incluido en la nota que narré en el inicio de esta nota. “No habría llegado a adulta, estaría entre los 30 mil desaparecidos”. Entonces no se había hecho una disputa ideológica en torno al número. Eran desaparecidos.
Seguramente, Quino, después repitió la frase ante otros periodistas que se la adjudicaron, lo que refuerza su veracidad, pero de lo que se trata es del ejemplo de los periodistas que trabajan en beneficio de la verdad. En este caso, una frase, una afirmación de apariencia inocente, pero por causa de la utilización política partidaria que se hizo de la violación a los derechos humanos, muchos consideraron que se trataba de una “fake” y por eso acudieron al equipo de AFP Factual para su verificación.
Para mi, la gran lección que me dejó el encuentro con Quino fue que en Argentina hasta las historias más inocentes están atravesadas por el pasado trágico. Tal cual prueba, también, la historia amorosa de la argentina Maxima Zorreguieta al casarse con el futuro rey de los Países Bajos que no pudo tener a su padre en la boda real porque había sido ministro del dictador Jorge Videla. Un antecedente resistido por el parlamento holandés. La narrativa ideológica de nuestra historia explica que se haya puesto en duda la afirmación de uno de nuestros dibujantes más decentes, el entrañable Quino. Sin embargo, no es inverosímil imaginar para Mafalda el mismo destino trágico de los que como ella vivieron en los convulsionados años setenta.
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Escribí esto aquel 30 de setiembre que lo despedimos
Quino
Naciste Joaquin Salvador Lavado. Creciste lavado de malicia, lavado de arrogancia, lavado de hipocresía, lavado de soberbia.
Y fuiste salvador cuando nos aburríamos, salvador cuando buscábamos la palabra justa para nuestra insolencia, salvador cuando nos tirabas un hilo de esperanza, salvador cuando nos arrancabas una carcajada.
Salvadores, lavados de toda mugre fueron tus hijos Mafalda, Guille, Felipe, Libertad, Manolito, Miguelito, Susanita y qué decir, esos entrañables y sobrepasados padres que tanto nos hacían reir con sus gestos de desconcierto.
De Mafalda aprendimos la rebeldía contestataria en tiempos de oscuridad y de tus otros hijos, que fueron nuestros hermanos, las variopintas pero nobles naturalezas humanas. Con todos en algún momento nos identificamos, con todos nos conmovimos y con todos nos regocijamos.
Naciste Joaquín Salvador Lavado. El Joaquín se achicó para que todos te recordemos como Quino, ese niño grande que tanto vamos a extrañar.
Marta Oyhanarte
Parabéns, Norma, pelo fantástico artigo, fazendo-nos lembrar de questões fundamentais que jamais podem ser esquecidas